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Foto del escritorMarissa Galvan

Gratitud y el regalo de la generosidad

Este sermón, basado en Marcos 12,38-44, fue predicado por la Rev. Marissa Galván-Valle el 10 de noviembre de 2024 (Propio 27). Es el segundo sermón de una serie llamada: «Gratitud y el regalo de...».

 

Definición de generosidad según ChatGPT

Para preparar este sermón, consulté ChatGPT para definir el concepto de generosidad. La inteligencia artificial describe la generosidad como «el acto de dar libre y voluntariamente a las demás personas, sin esperar nada a cambio». Esta definición nos invita a pensar en la generosidad como algo más que el simple acto de dar: es una expresión de gracia y un reconocimiento de nuestra humanidad compartida e interconectada. Es actuar de maneras que reflejen un cuidado genuino hacia la comunidad. Así, la generosidad se convierte en una respuesta poderosa a las necesidades que percibimos, motivada por el amor y la compasión.

 

En el relato de la viuda pobre, a menudo ella es presentada como un ejemplo brillante de generosidad. Mucha de la interpretación bíblica considera su acción como un «sacrificio». De hecho, el Dr. Sung Soo Hong, reconocido por muchas personas de esta congregación, exploró este tema usando ChatGPT y encontró que la «dádiva sacrificial» es la interpretación más común en sermones sobre Marcos 12,41-44. La segunda interpretación más popular se centra en que los valores de Dios difieren de los valores humanos. Esta perspectiva destaca a la viuda como un modelo de fidelidad, en contraste con la gente rica y los escribas que son presentados en el pasaje.



Creo que este es el mensaje que muchas personas escucharán hoy en la iglesia. Sin embargo, el Dr. Sung Soo Hong lleva esta interpretación familiar un paso más allá y plantea una serie de preguntas provocadoras:

  • ¿Es lo mismo pedirle a un hombre rico que venda sus posesiones para ayudar a la gente pobre que pedirle a una viuda que ofrezca las últimas monedas que le quedan al templo?

  • ¿Podemos realmente imaginar a Jesús pidiendo a las personas necesitadas que le den los últimos recursos que tienen para sobrevivir?

  • ¿Existe algún pasaje en la Biblia hebrea que exija todo a quienes ya tienen necesidad?

 

Las preguntas del Dr. Hong nos desafían a reconsiderar nuestra comprensión de la generosidad y la dádiva sacrificial. Hoy, quiero que exploremos este texto con nuevos ojos y repensemos lo que realmente significa dar.

 

Jesús observa a una mujer

En la primera parte de este pasaje, vemos a Jesús enseñando sobre algunos de los escribas: hombres que caminan con largas túnicas, se sientan en lugares de honor y mantienen una apariencia de piedad. Sin embargo, Jesús los acusa de devorar «las casas de las viudas». Esta es una acusación contundente contra estos escribas, quienes se beneficiaban de algunas de las personas más vulnerables de la sociedad: las viudas. El abuso a estas mujeres podía manifestarse de diversas maneras:

  • Abuso financiero: Algunos escribas, que a menudo actuaban como asesores legales o administradores de propiedades, podrían haber manejado mal la riqueza de las viudas, cobrando honorarios excesivos o tomando control de sus activos.

  • Manipulación religiosa: La acusación también podría implicar que estos escribas presionaban a las viudas para que hicieran donaciones u ofrendas al templo, aprovechándose de su fe y sentido del deber religioso.

  • Descuido de la responsabilidad social: La Torá ordena explícitamente el cuidado y la protección de las viudas, los huérfanos y la gente pobre. Al no cumplir con este mandato, estos escribas transgredían los mandamientos de Dios.

 

La acusación de Jesús revela la hipocresía de estos escribas que aparentan ser justos por fuera, pero por dentro son corruptos y se aprovechan de las personas débiles.

 

Luego, la escena cambia. Jesús se sienta frente al tesoro del templo, en el patio exterior, un lugar que era accesible para las mujeres. Observa cómo la gente deposita dinero en el tesoro, no para comprar bienes, sino como ofrendas. Los recipientes, en forma de trompeta, recibían las contribuciones. Jesús nota las marcadas diferencias: algunas personas son muy ricas y dan en abundancia, mientras que otras, como la viuda que tiene solo dos monedas pequeñas, son desesperadamente pobres. Sin embargo, ella, en lugar de quedarse con una de sus monedas, entrega ambas como ofrenda al templo.


 

El Rvdo. Dr. Rodger Nishioka señala que Jesús no elogia explícitamente a la viuda por su sacrificio. En lugar de ello, llama a sus discípulos y les dice:

 

«De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca. Porque todos han echado de su abundancia; pero esta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».

 

La interpretación habitual de estas palabras es algo como: «¡Miren cuánto dio la viuda! Ella entregó todo lo que tenía. ¡Si eres un buen discípulo o discípula, deberías hacer lo mismo!». Sin embargo, quizás Jesús nos esté llevando en una dirección diferente. Reflexionemos nuevamente sobre esta pregunta: ¿Podemos imaginar a Jesús pidiendo a las personas en necesidad que entreguen lo poco que tienen a Dios?

 

Necesitamos leer esta historia como dos partes de una misma lección. Primero, vemos a estos escribas devorando el hogar de las viudas; luego vemos a la viuda dando todo lo que tiene. En realidad, sus dos pequeñas monedas no tendrían el mismo impacto que las ofrendas de la gente rica. Sin embargo, hoy en día solemos prestar más atención a quienes dan grandes cantidades de dinero: a las personas que hacen donativos grandes, a las iglesias que ofrendan en abundancia, o a los grandes donantes.


Sin embargo podemos preguntar: ¿se habría derrumbado el templo si la viuda hubiera guardado sus monedas? ¿Alguno de los escribas habría notado su pequeña ofrenda? Su sacrificio podría haber pasado desapercibido, de no ser por las palabras de Jesús. Él redefine su acto de dar, no como un ejemplo de generosidad sacrificial a imitar, sino como un símbolo de la explotación e injusticia de los sistemas que la rodeaban. Jesús desvía nuestra atención de las grandes sumas de dinero y la centra en la viuda, desafiándonos a ver más allá de la apariencia de generosidad y a reconocer las realidades más profundas de la inequidad y la opresión.

 

Hoy, Jesús nos invita a ver lo que Él ve, a dejar de enfocarnos en el mucho dinero y, en su lugar, observar a la viuda, a las personas que suelen ser ignoradas, cuyos sacrificios pueden parecer pequeños a los ojos del mundo, pero cuyas historias revelan la verdad sobre los sistemas de poder y hacen el llamado a una justicia genuina.

 

Miremos a la viuda

Theodore J. Wardlaw, en su interpretación de este pasaje, nos recuerda que sigue a la historia de la higuera estéril y la purificación del templo por parte de Jesús. Cuando Jesús observa a la viuda, ve un sistema corrupto, uno en el que los bienes y recursos se redistribuyen injustamente. Wardlaw escribe:


«La gente más castigada por esto es el campesinado más pobre, del que la viuda es parte. Su ofrenda de las dos últimas monedas de cobre no es, en última instancia, una ilustración de su piedad, sino de las horribles consecuencias de la economía del templo».

 

Luego se pregunta si las personas que hacen sus ofrendas pueden ver lo que ve Jesús. ¿Reconocen la corrupción dentro del templo? ¿Entienden cómo esa corrupción conducirá finalmente a su caída?

 

Quiero compartir una ilustración que he visto en las redes sociales y que he estado ansiosa por incluir en un sermón. Dice: «¡Cuidado! ¡Ese extranjero quiere tu galleta!».

 


Es un recordatorio crudo de lo fácil que es caer en el miedo y el egoísmo, en lugar de practicar la empatía y buscar hacer justicia. En mis propias reflexiones, a menudo me pregunto si las personas, o la Iglesia, realmente pueden ver a quienes son vulnerables, o están desesperados y necesitados, como esta viuda. Pero también me pregunto si las personas y las iglesias, reconocemos las fuerzas sistémicas que les oprimen y nos ciegan ante su sufrimiento.

 

Como dijo una vez el reverendo Dr. Martin Luther King Jr.:

«Un día debemos llegar a ver que todo el camino de Jericó debe ser transformado, para que los hombres y las mujeres no sean constantemente golpeados y robados mientras recorren la carretera de la vida. La verdadera compasión es más que arrojar una moneda a un mendigo. Es ver que un sistema que produce mendigos necesita una reestructuración».

 

Este es el desafío que enfrentamos: continuar con pequeños actos de caridad, pero también abordar los problemas sistémicos más profundos que perpetúan la desigualdad y el sufrimiento. Jesús nos invita a ver lo que Él ve: una viuda generosa y un sistema quebrantado que la explota. Nos llama a responder no solo con generosidad, sino con un compromiso firme con la justicia y la transformación.

 

Reimaginemos la generosidad y la gratitud

La mañana después de las elecciones, me senté en la cama a las 7:00 a.m., tratando de prepararme, espiritual y mentalmente, para tomar un vuelo hacia una reunión con otros líderes hispanos/latinos y latinas. Nos encargaron implementar una resolución aprobada por nuestra Asamblea General, titulada: «Una resolución que aborda la diversidad, la equidad, la inclusión y las realidades del ministerio hispano-latino-a-é». Este grupo, facilitado por el Caucus Hispano/Latino y la Oficina de Apoyo Congregacional Hispano/Latino, trabaja para reimaginar el ministerio hispano/latino en nuestra denominación. En un artículo, la ex moderadora de la Asamblea General Vilmarie Cintrón Olivieri describe este esfuerzo:

«La estrategia de reimaginación es integral, con un proceso de discernimiento para explorar el desarrollo de nuevos programas e iniciativas, reuniendo a todos los grupos de interés en una mesa de consulta y educación, incluidas las instituciones teológicas, los consejos intermedios y el Centro para la reparación de daños históricos. Considera la diversidad de las comunidades hispanas/latinas y se compromete con la equidad de género y la plena inclusión de las personas de la comunidad LGBTQIA+».

 

Debo confesar que ese día no tenía ganas de reimaginar nada. Solo quería quedarme en la cama.

 

Pero, como algunas personas aquí, a veces proceso mis sentimientos a través de la escritura. Así que escribí:

 

«Hay tiempo para respirar. Hay tiempo para llorar. Hay tiempo para la paz. Hay tiempo para la ira. Hay tiempo para la alegría. Encuentra esos momentos. Sé consciente de ellos. Aférrate a la mano de Dios y a las manos de quienes aman incondicionalmente, quienes dicen la verdad, quienes buscan un mejor presente y futuro para toda persona, quienes son proféticos y quienes no temen a la oscuridad porque viven para traer luz al mundo».

 

Y tal vez este sea el momento para reimaginar. Tal vez este sea el momento de reimaginar lo que entendemos por generosidad. Al volver al artículo del Dr. Hong, creo que él sugiere que la verdadera generosidad es diferente a la simple celebración de la dádiva sacrificial, especialmente cuando involucra a quienes ya son vulnerables o abusados:

  • La generosidad no se trata solo de la cantidad que damos, sino del impacto sistémico que esto tiene.

  • La verdadera generosidad, en la visión de Jesús, no debería implicar extraer hasta el último recurso de quienes están en dificultades.

  • La generosidad debe tener sus raíces en la justicia y en un profundo cuidado hacia las personas vulnerables.

  • La generosidad debe surgir de un corazón dispuesto, no de la compulsión o la obligación.

 

Quizás, entonces, la visión de Jesús sobre la verdadera generosidad difiere de la definición simplista que podemos encontrar en ChatGPT. En cambio, podría ser así:

  • La generosidad es un acto de justicia: Implica una preocupación genuina por el bienestar de las demás personas, especialmente las más vulnerables, y nunca debe abusar ni aprovecharse de ellas.

  • La generosidad refleja la abundancia de Dios: No se trata del tamaño del regalo, sino del espíritu y la intención detrás de él, enfatizando el amor y el cuidado por encima de la obligación o la autopromoción.

  • La generosidad desafía los sistemas de explotación: Jesús denunciaba prácticas que aparentaban piedad, pero que en última instancia dañaban a quienes sufrían, redefiniendo la generosidad como un medio para levantar y apoyar, no para ser una carga.

 

Puede ser difícil reimaginar la generosidad en sistemas que fomentan el miedo y convierten a otras personas en chivos expiatorios, lo que dificulta que las personas reconozcan las verdaderas fuentes de opresión. Pero familia, a veces tenemos que levantarnos de la cama, subirnos al avión y recordar que el avión vuela porque enfrenta el viento, manteniéndose firme mientras busca el sol más allá de las nubes, un sol que siempre está allí.

 

Tómense su tiempo. Respiren. Permítanse el espacio para sanar un corazón roto o para celebrar sin caer en la soberbia. Y luego… reimaginen cómo es la generosidad de Dios. Vivan una gratitud que desafíe, que sueñe, que ame y que trabaje para desmantelar la opresión.

 

Sigamos adelante. Sigamos esperando. Y confiemos en que la luz brillará, incluso cuando parezca oculta y no podamos verla.


 

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