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  • Foto del escritorMarissa Galvan

Escuchemos la esperanza: Adviento 1

Tiempo con la niñez

Quiero compartir con los niños y niñas una pieza favorita de música. Recuerdo la primera vez que canté la última parte de este famoso «oratorio». ¿Saben lo que significa esta palabra? Es una palabra en italiano que nos habla de una obra musical de larga escala para orquesta y voces, basada usualmente en un tema religioso. Uno de los más famosos oratorios es el «Mesías» de Handel. Tiene diferentes partes. La primera profetiza el nacimiento de Jesús. La segunda exalta su sacrificio por la humanidad. La tercera, que es la que he cantado en varias ocasiones, celebra la resurrección de Jesús.


Esta es una nueva interpretación que encontré en la Internet de la primera parte, la que habla sobre el nacimiento de Jesús. Es posible que algunas de las personas adultas la recuerden.



Como pueden ver, Charles Jennens, el hombre que escribió la letra para las voces que acompañaron la música de Handel, uso parte de las palabras de Isaías para el oratorio. «Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Lleva sobre Él el poder de gobernar, y su nombre es: Maravilloso Consejero, Dios Todopoderoso, Padre Eterno, Príncipe de la Paz».


Algunos historiadores afirman que Handel compuso «El Mesías» en cuatro semanas, entre agosto y septiembre del 1741. El texto fue preparado en julio. Ironicamente, la música fue escrita para ser presentada en Resurrección y no en Navidad. Sin embargo, el oratorio se ha convertido en una pieza esencial para la Navidad.


Hay historias sobre reacciones de varias personas al oratorio desde que se tocó por primera vez. El Rvdo. Patrick Delany, al escuchar a una soprano cantar una de las partes de la música, se paró de un brinco y clamó, «Mujer, por cantar así que todos tus pecados sean perdonados». También está la leyenda que afirma que cuando el Rey Jorge II escuchó el Aleluya, se paró de su asiento... y al hacerlo todas las demás personas estuvieron obligadas a pararse, costumbre que se ha mantenido hasta el día de hoy.


El escuchar este oratorio le da consuelo y gozo a las personas hasta el día de hoy. Es un recordatorio de que Dios está obrando en el mundo y así se ha convertido en una manera de escuchar la esperanza. La música de Navidad también tiene este poder. Quizás por eso hay muchas emisoras de radio que comienzan a ponerla desde finales de octubre.


La música y las palabras nos permiten escuchar la esperanza

Un músico que es amigo mío compartió estas palabras en Facebook.

La música influye tanto en el cerebro que el tipo de música que escuchas puede cambiar tu manera de pensar y de ver el mundo.

El personal docente sabe esto y han escrito o acompañado lecciones con música a través de los años para que sus estudiantes puedan recordar la Informacion más esencial.


La religión judía también le ha regalado a la religión cristiana la importancia de la música en su vida devocional. El cantor o cantora de la sinagoga es una parte importante de la vida de oración de la congregación. Y alguna de la música usada en el día de hoy en las sinagogas alrededor del mundo ha sido compartida de generación en generación.


Esta tradición oral es esencial en el proceso de escuchar o de oír la esperanza. La Dra. Charlene Jin Lee, la escritora del ensayo que sirve de base para la práctica bíblica de la esperanza en el currículo Follow Me, nos recuerda que el pueblo de Israel tuvo que esperar... y esperar... y seguir esperando por el día de salvación. Mientras tanto, pasaron varias cosas. Hubo guerras, sufrimiento, exilio y mucha gente no pudo volver a casa. Las personas mayores en cada hogar sabían que sus hijos, hijas, nietos y nietas necesitaban escuchar esperanza. Y así, repitieron las palabras de los profetas en lecciones, en oraciones y en música. Y la gente esperó, como ella dice, con una esperanza anticipatoria, sabiendo y creyendo en el plan redentor en desarrollo de Dios.


Esta espera, como mencionamos anteriormente, no fue fácil. Fue una espera larga. En ocasiones el pueblo no pudo ver las señales de la acción de Dios. Le hicieron frente a luchas y tribulaciones. Se lamentaron por estar lejos de casa y por perder a amistades y familiares. Se perdieron en el desierto. Sin embargo, escucharon la esperanza. Sin embargo, persistieron. Sin embargo, creyeron que el futuro de Dios se haría realidad. Ellos y ellas escucharon esperanza y sintieron la presencia de Dios en sus vidas. Y se agarraron de las palabras de los profetas: «El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz. A los que habitaban en la tierra de sombra de muerte, la luz les resplandeció». El Mesías llegará.


Escuchemos la esperanza

Durante la temporada de Adviento, tomamos tiempo en la iglesia para escuchar a los mismos profetas que nuestros antepasados de fe escucharon. Cantamos la música que nos recuerda la presencia y las acciones de Dios. Y lo hacemos en medio de nuestras propias luchas y tribulaciones. Participamos en la espera, escuchando nuestras propias canciones de esperanza, que nos llenan de paz y de un sentido de gozo sobre un futuro que en ocasiones se nos escapa de las manos.


Cuando una noticia de una muerte inesperada nos sorprende... hacemos un esfuerzo por escuchar el susurro de la esperanza que encontramos en el abrazo y en el consuelo de otras personas. Cuando nos hiere el llanto de la injusticia... hacemos el esfuerzo por escuchar los sonidos de gozo de quienes han encontrado un sentido de pasar página que solo viene de la justicia dada a una familia que ha perdido un hijo. Cuando las advertencias sobre nuevas variaciones de un virus que no se quiere terminar nos llenan de ansiedad... hacemos el esfuerzo de escuchar las voces que nos invitan a trabajar para el beneficio de la comunidad en la que vivimos, en medio de la locura que parece apoderarse de nuestro país.


Y cada vez que hacemos el esfuerzo de escuchar... nos agarramos de la esperanza de todos los tiempos que canta, «Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Lleva sobre Él el poder de gobernar, y su nombre es: Maravilloso Consejero, Dios Todopoderoso, Padre Eterno, Príncipe de la Paz». Y así vivimos en la esperanza cumplida de Cristo el Señor que cambió nuestras historias y que cambió la historia del mundo para siempre. La Dra. Lee dice que este momento de cambio canta una nueva historia sobre la unión de lo ordinario y lo sagrado. Y en esa canción, escuchamos la esperanza una y otra vez.


Cuando se va la esperanza

Como empezamos con una canción, terminaremos con una canción. «Cuando se va la esperanza» fue escrita por dos personas también. Ester Camac Ramírez, una mujer peruana que es líder indígena escribió la letra. Y Edwin José Mora Guevara, un profesor de liturgia en Costa Rica escribió la música. Él comenta que el himno nace del trabajo pastoral que los dos estaban haciendo.


Los versos de la canción siempre empiezan igual: «Cuando se va la esperanza nos habla Dios, y nos dice». La traducción al inglés dice que cuando toda la esperanza parece desaparecer, escuchamos la voz del Espíritu. Luego, el estribillo nos recuerda que debemos cantar: «Cantemos a nuestro Dios/quien es el Dios de la vida,/ porque él está con nosotros / creando esperanza y también libertad. La versión en inglés también hace énfasis en la música: La esperanza es nuestra música y la libertad es nuestra canción. Juntas nuestras voces sonarán.



En medio de las luchas y las tribulaciones que encontraron en el mundo, esta líder y este profesor se atrevieron a escuchar la esperanza... y le pusieron música y letra. Mi esperanza para nosotros y nosotras durante esta temporada de Adviento es que podamos escuchar la música de la esperanza... y que podamos hacer el esfuerzo de escuchar la canción, y unir nuestras voces a quienes a través de los siglos han hecho el esfuerzo de seguir cantando para que las próximas generaciones puedan seguir escuchando la esperanza y cantando sobre el «Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz» que siempre es y será nuestra esperanza.


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