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  • Foto del escritorMarissa Galvan

La verdadera religión

Este sermón, basado en Santiago 1:17-27, fue predicado por la Rev. Marissa Galván Valle el 1 de septiembre de 2024  (Domingo 22 del Tiempo Ordinario). Es parte de una serie de sermones sobre el libro de Santiago titulada: «Reflejemos a Cristo en tiempos de desafío».


¿Soy una mala persona? El evangelio de ganar

Durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, Nike presentó su nueva campaña, «Ganar no es para todo el mundo», en la que participa un grupo de los y las mejores atletas del mundo, siendo motivados y motivadas por el impulso de ganar. Nike y sus atletas le recuerdan al mundo que no hay nada malo en querer ganar. Willem Dafoe, con su mejor voz de villano, pregunta: «¿Soy una mala persona?».



Según Brad Stulberg, un conocido autor, orador y entrenador especializado en temas relacionados con la salud mental, el bienestar y el rendimiento humano...


el anuncio procede a conectar la grandeza en el deporte con engañar, obsesionarse, ser egoísta, obtener el poder a toda costa, ser maníaco y delirante, no respetar a la competencia, no tener ningún remordimiento, ninguna empatía y ningún sentido de compasión.

En un artículo cuyo título puede ser traducido como «Por qué el anuncio olímpico de Nike se equivoca por completo en cuanto a lo que es la grandeza», Stulberg plantea un punto interesante. Dice que…


El anuncio no da en el blanco en lo absoluto. Sí, es cierto que los mejores atletas del mundo viven de la concentración, de ser decisivos, y de padecer de un poco de locura obsesiva. Sin embargo, los y las mejores atletas del mundo también tienen un profundo respeto por su competencia, desarrollan identidades fuera del deporte, aprenden a tener compasión por sí mismos/as y por las demás personas, y hacen un buen trabajo siendo realistas sobre sus capacidades.

El reverendo Chris Currie, pastor de la Iglesia Presbiteriana St. Charles, cita al columnista deportivo del Boston Globe, Jeff Jacoby, al reflexionar sobre el comercial. Jacoby señala que Nike utiliza el «Himno de la Alegría», un himno que ha prometido esperanza, unidad, y una visión hermosa de la humanidad en la que todas las personas se convierten en hermanas. Jacoby sostiene que el comercial de Nike se burla de esa aspiración e intenta promover una narrativa tóxica, sugiriendo que los y las atletas de clase mundial alcanzan la gloria no esforzándose por ser mejores, sino deleitándose en sus peores, más oscuros, y más despiadados impulsos:


Nike predica un evangelio de ganar a cualquier precio, de suprimir todo instinto de decencia y generosidad, y es difícil imaginar un mensaje más hostil al buen espíritu deportivo y olímpico.

¡Así que no soy la única persona a la que no le gustó el anuncio de Nike! Eso es bueno. Me encanta ver los Juegos Olímpicos y estaba esperando con ansias el inicio de los Juegos Paralímpicos. Es cierto que el lema olímpico, «Citius, Altius, Fortius» (Más rápido, más alto, más fuerte), refleja la búsqueda de la mejoría personal y colectiva, pero los valores olímpicos (excelencia, amistad y respeto) subrayan la importancia de esforzarse por lograr lo mejor de una misma, crear vínculos entre culturas y honrar la dignidad de todas las personas que participan. El mensaje central de los Juegos Olímpicos es promover la paz, la unidad y el desarrollo armonioso de la humanidad a través del deporte. ¿Suena como si eso tuviera alguna conexión con el mensaje «Ganar no es para cualquiera»? ¡A mí me suena como un evangelio de ganar a cualquier precio!


Un evangelio de humildad

En el libro A Guide to Bible Basics (Una guía a lo básico en la Biblia), Tyler Mayfield nos dice que la carta de Santiago comienza con un breve saludo y luego presenta un resumen de los temas principales de la epístola:

  • una exhortación a soportar las pruebas y buscar la sabiduría divina,

  • una advertencia contra los dobles estándares,

  • un consejo para evitar el lenguaje descuidado,

  • una advertencia a las personas ricas,

  • y una declaración sobre guardar la ley perfecta de Dios.


Santiago 1 comienza con un saludo, una explicación de cómo las pruebas producen paciencia y una exhortación a abrazar la humildad sobre la riqueza. El autor analiza las consecuencias de la tentación y luego prepara el escenario para el llamado a una vida moral conectada con la voluntad de Dios. Dios nos ha capacitado para vivir esta vida moral debido al don que hemos recibido de lo alto. Dios «nos hizo nacer por medio de la palabra de verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación» (v. 18). Este don divino nos permite seguir los imperativos que nos presenta el autor de Santiago.


El autor de Santiago se inspira en las enseñanzas de Jesús, pero también encuentra inspiración en Proverbios. Entiende que en la ética judía, escuchar la ley está íntimamente relacionado con obedecer la ley. Según el teólogo Giacomo Cassese, «la palabra de Dios es para vivirla».


No podemos simplemente citar la Escritura sin entender cómo debe traducirse en acción en nuestras vidas. Es fácil usar camisetas con mensajes bíblicos y es fácil posar con una Biblia en nuestras manos. Pero para Santiago, la verdadera religión es vivir la Palabra.


La Rev. Dra. Margaret Aymer nos recuerda que Santiago dice que la verdadera religión implica tener cuidado con nuestras palabras y poner en práctica nuestra fe cuidando a las personas que han sido marginadas y empobrecidas por la sociedad que se supone que debe cuidarlas. Ella dice que Santiago nos invita a responder a esta pregunta: «¿Qué significa vivir como una persona cristiana?» Creo que es una pregunta que debemos hacernos todos los días de nuestra vida.


Según este pasaje, vivir como una persona cristiana significa reconocer y agradecer los dones de Dios, aceptar y actuar según la Palabra de Dios, controlar lo que decimos y nuestras emociones, y practicar una fe que se demuestre a través del cuidado de las demás personas.


La santidad personal no consiste en no «vivir en el mundo», señalar con el dedo a las demás personas y pasar sentencia sobre ellas o tratar de vivir según un evangelio de ganar a cualquier precio. La santidad personal consiste en vivir una vida de integridad, donde nuestras acciones reflejen nuestra fe en Dios y nuestro cuidado de la creación de Dios, reconociendo con humildad que «toda buena cosa viene de Jesús».


Ganamos en comunidad

Otro anuncio que ha sido presentado durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos presenta a una serie de atletas olímpicos y paralímpicos de todo el mundo. Más importante aún, rinde homenaje a los héroes detrás de su éxito: los entrenadores, los compañeros de equipo, los padres, los fanáticos y la comunidad que impulsa su camino.



Es algo digno de ver: atletas de clase mundial corriendo junto a un grupo de personas que les apoyan, que les levantan cuando caen en la batalla, que celebran sus victorias y que lloran con sus derrotas. Toyota lo describe de esta manera:


El comercial refuerza la creencia universal de que, a pesar de nuestros diversos orígenes, toda persona depende de sus comunidades para lograr sus sueños. Es una historia sobre comunidades que se unen en pos de un objetivo común: ayudar a sus atletas a lograr lo imposible.

Cada persona que es inmigrante aquí entiende el sentimiento de recibir el apoyo de una comunidad más grande . Nuestro éxito es el éxito de nuestra familia. Cada victoria es una victoria para la comunidad. Cada ganancia se comparte con quienes nos criaron, nos aman y dependen de nosotros y nosotras.


Creo que no todos los seres humanos fueron creados por Dios para ser engañosos, egoístas, obsesionados con el poder, maniáticos, delirantes o irrespetuosos con las demás personas, sin remordimientos, empatía o compasión. ¡Dios nos creo buenos y buenas, como dice Génesis, para ser buenas y buenos!


De la misma manera, creo que la iglesia no fue creada para defender valores que perpetúen el rechazo, el odio, la enemistad, la opresión, el chisme, la calumnia, las luchas de poder o la hipocresía.


Dios dio a luz a los seres humanos y a la iglesia «por medio de la palabra de verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación». Dios nos creo para ser primeros frutos, para ser lo mejor que podamos ser... y eso significa que nos creó para amar como Dios ama, para cuidar como Dios cuida, y no solo para escuchar la Palabra de Dios, sino para obedecerla y vivirla en el mundo. Nos creó para ganar, pero ganar en comunidad. Para vivir la maravilla de la gracia, sabiendo que en Cristo, toda persona merece ganar. ¡Para ser la buena creación que Dios quiso que fuéramos! ¡De eso debería tratarse la verdadera religión!


 

[1] Brad Stulberg, " Why Nike’s Olympic Ad Gets Greatness Dead Wrong," The Growth Equation, https://thegrowtheq.com/why-nikes-olympic-ad-gets-greatness-dead-wrong / July 30, 2024

[2] Tyler Mayfield, Guide to Bible Basics (p. 244). Presbyterian Publishing Corporation. Kindle Edition.

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